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Blog finanzas, actualidad y política. Consejos y opinion de varios temas.

Cómo acometer reformas del inmueble y del mobiliario

Si nuestro objetivo de ahorrar, calcular una hipoteca y obtenerla ha conseguido dar frutos, y hemos cerrado con nuestro banco de confianza un acuerdo fructífero para empezar a pagar nuestra propia vivienda, seguramente estemos ilusionados y eufóricos con respecto al futuro.

Cerrar un trato hipotecario supone declarar pública y legalmente que la casa que estamos pagando será nuestra de iure y ya lo es de facto; y por lo tanto, podremos empezar a planear todo tipo de cosas con respecto a ella. No solo el hecho de formar una familia, por ejemplo, sino algo que también requiere una inversión. Es decir, unas reformas parciales o integrales.

Las reformas pueden ser de muchos tipos y desarrollarse en tantas fases como requieran nuestros objetivos y la vivienda en sí, pero en resumen podemos establecer dos tipos básicos: la reforma del inmueble y la reforma de los bienes muebles.

En el primer caso, hablamos de echar una pared abajo, agrandar una habitación, cambiar completamente los suelos, pintar las paredes, arreglar el tejado si tenemos uno, etc. Las reformas del inmueble suelen ser más costosas y más complicadas de acometer, ya que estamos modificando de manera directa la estructura de la casa, ya sea a nivel de distribución interna, o con un simple objetivo estético.

Por otro lado, las reformas de los bienes muebles, es decir, el mobiliario, son más flexibles. Podemos hacerlas de golpe, dividirlas por estancias, u ocuparnos, mediante la inversión fácil en materia de minicréditos sin nómina y asnef, de cada uno de los muebles por separado. Si bien a priori esta última opción no parece la más inteligente porque es lenta y poco eficiente, si es la mejor posible si elegimos restaurar de cero un mueble viejo de la casa en lugar de sustituirlo por otro nuevo.

En internet podemos encontrar servicios integrales de restauración de mobiliario y extraer un presupuesto válido. Es, además, la opción más pragmática, pues reutilizamos lo que ya tenemos.

En resumidas cuentas, reformar nuestra casa, o la que se convertirá con seguridad en nuestra casa cuando terminemos de pagar la hipoteca, es siempre una aventura muy gratificante.

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